El tratamiento de malestares y problemáticas de salud mental suele resolverse en la salud pública en mayor medida, a través de la administración de fármacos exclusivamente. Desde SAE consideramos que los fármacos pueden ser necesarios en momentos concretos, pero que lo que verdaderamente es imprescindible desde un inicio, es un trabajo psicoterapéutico para trabajar y crear herramientas internas de forma intensiva, sin tener que llegar a la administración de fármacos, o usándolos siempre como última opción.
Este trabajo psicoterapéutico que es la base para mejorar las dificultades en el funcionamiento de las personas, es inexistente tal cual se precisa en los servicios de salud mental públicos. Es decir, se atienden con regularidad casos graves de personas muy dañadas y con diagnósticos psiquiátricos, pero no existe un trabajo psicoterapéutico regular e intensivo, más preventivo y de acompañamiento, de refuerzo y creación de herramientas internas a lo largo de la vida.
Según datos de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), España es el país del mundo con mayor consumo de benzodiacepinas, un medicamento incluido dentro del grupo de los hipnosedantes, que principalmente se recetan como solución a diferentes problemáticas de salud mental. Pero ¿Cuándo es necesario el uso de los fármacos y cuándo no?
A veces estos fármacos son importantes o incluso imprescindibles: cuando no se ha conseguido el equilibrio por otros medios o cuando nuestra vida o nuestra salud está en riesgo.
En cualquier caso, hay que trabajar las posibles soluciones y herramientas para la mejora, siempre que sea posible sin acudir a los fármacos, por los riesgos implícitos de los mismos entre otros motivos (efectos secundarios, adicción). Entonces seremos testigos de nuestra capacidad para mejorar, nos empoderaremos y crecerá la motivación y el interés por seguir trabajando en nuestra persona.
Acudir a los fármacos cuando no son estrictamente necesarios, nos impide trabajar esa capacidad de mejora, nos hace perder la confianza, como si nada estuviera bajo nuestro control o no pudiésemos hacer nada para mejorar. Perder la oportunidad de desarrollar herramientas propias de gestión interna y no externa, nos hace crecer de manera más lenta ante nuestras dificultades, e incluso en muchos casos nos puede llegar a cronificar, sobre todo si no se acompaña además de un trabajo psicoterapéutico.
Los fármacos ayudan a estabilizar estados de riesgo, pero no solucionan los problemas o malestares que hay en la base.
Cuando hablamos de trabajos psicoterapéuticos o trabajos personales acompañados, nos referimos a trabajarnos a través de diferentes recursos terapéuticos, sean terapias convencionales o alternativas. En el SAE puedes encontrar este tipo de servicios a través de personas profesionales totalmente cualificadas. Trabajarán contigo aquello que precises, considerando imprescindible el trabajo psicoterapéutico, pero complementándolo con el trabajo farmacológico si fuese necesario.