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RESPONSABILIDAD AFECTIVA: Analizando las apps de contacto

Las aplicaciones de contactos se han convertido, para muchas personas, en la posibilidad de encontrar una pareja afectiva-sexual a corto, medio y largo plazo. Sin embargo, las interacciones están cambiando (o ya lo han hecho) y, con ello, también el modo de relacionarnos. Para comprender este fenómeno, debemos abordarlo multifactorialmente. Nuestras vidas giran en torno a la evolución tecnológica y los smartphones han generado un cambio en el imaginario y las dinámicas sociales en la búsqueda de relaciones de parejas.

No obstante, hay una diferencia clara entre las relaciones físicas y las relaciones virtuales. Para que dos personas establezcan una relación afectiva y/o sexual es fundamental la presencia corporal, un espacio de socialización y el intercambio de emociones a través de la comunicación.

Por otro lado, si tenemos en cuenta su punto fuerte, las apps de citas permiten aumentar y acelerar el proceso de conocer, interactuar y relacionarse. Aunque también, hay que tener en cuenta, que hay más oferta (busca, compara, deshecha y encuentra otra persona que se ajuste mejor a tus intereses), lo que conlleva una mayor dificultad de encontrar un compromiso emocional a largo plazo.

Esto, también ha generado cambios profundos en la forma de relacionarse y en el propio lenguaje: ghosting, benching, orbiting, crush…. Son solo algunos de los ejemplos. La interacción amorosa, romántica o sexual virtual también ha facilitado nuevas técnicas de manipulación emocional. Por ello, cualquier tipo de interacción, ya sea física o virtual, debe entenderse bajo una ética relacional: la comunicación, la honestidad, la sinceridad, la ausencia de misterios, son solo algunos de los pilares básicos para construir cualquier tipo de relación, sea del tipo que sea.

Las aplicaciones de contacto como Wapa, Bumble, Tinder, Grindr o Feeld (entre muchas otras) permiten interactuar en tiempo real con personas desconocidas y, que tal vez, nunca tendrías la posibilidad de coincidir. No obstante, esto no quiere decir que este tipo de interacciones sean profundas. Para ello, es fundamental que se establezca un proceso de socialización que facilite la conexión emocional, sentimental, sexual, tal y como sucede en la vida real. Además, la rapidez que se establece en las interacciones nos puede alejar de la empatía. Vincularnos requiere tiempo y comunicación.

Cuando hablamos de libertad sexual debemos hacer referencia a nuestra capacidad para conocernos y ser responsables con las otras personas. Sin embargo, no debemos considerar la libertad como un atributo desvinculado de emociones y de consumo de cuerpos y personas.

La falta de responsabilidad afectiva en nuestra forma de vincularnos puede producir heridas emocionales, desconfianza en relaciones futuras y una percepción distorsionada de cómo se desarrollan las emociones tanto en entornos virtuales como en la vida real. Estas interacciones dolorosas pueden dejar secuelas emocionales, afectando la autoestima y a la propia confianza.

En conclusión, una app de citas no es, en sí misma, ni buena ni mala, pero sí es importante aprender a gestionar la interacción virtual, incluir la responsabilidad afectiva y establecer unas expectativas reales. Lo verdaderamente político es proponer una ética de cuidado en el plano virtual del mismo modo que lo hacemos con las personas cercanas.

(Post escrito por Joaquín Negro, sexólogo especializado del equipo de SAE)

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