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«La mayoría de personas que practican chemsex no solicitarán ayuda profesional porque no desarrollan una problemática con él»

Desde el servicio de atención y acompañamiento terapéutico SAE entrevistamos a Garo, responsable del programa ChemSafe de Energy Control, quien nos habla sobre el chemsex y el nuevo servicio a disposición de las personas usuarias de Chemsafe “Check your Chems”.


¿Qué es el chemsex y cómo se diferencia de otras formas de uso de sustancias recreativas?

Actualmente, existe una falta de consenso sobre la definición del término. Desde Chemsafe, preferimos la propuesta que nace desde las propias personas usuarias, recogidas desde la INPUD (International Network of People who Use Drugs):
“Un término emergente que se refiere al uso de ciertas drogas en el contexto del sexo. Está asociado principalmente con varias comunidades de hombres gais y bisexuales, las escenas de clubes y drogas recreativas, y las escenas fetichistas y BDSM, aunque otras comunidades también pueden participar en el chemsex. Específicamente, se refiere al sexo que es acompañado, mejorado y/o facilitado por drogas. Como ocurre con todas las personas que usan drogas, las personas que participan en el chemsex son diversas y heterogéneas.
Además, es importante tener en cuenta que el chemsex es un concepto epidemiológico que se refiere a la población de HSH (hombres que tienen sexo con hombres) que participa en lo que se conoce como Party and Play. En los orígenes de este uso sexualizado de sustancias, se observó que la mayoría de la población usuaria era heterosexual.

¿Cuáles son las sustancias más comúnmente involucradas en el chemsex?

Respecto a las sustancias utilizadas, Apoyo Positivo y Stop realizaron dos estudios basados en autoinformes. La principal sustancia reportada fue el alcohol, seguido de los poppers y los fármacos potenciadores de la erección. Posteriormente, se mencionan la 4-MMC (mefedrona), la metanfetamina (tina) y el GHB/GBL. Cabe destacar que la mayoría de los estudios que investigan la prevalencia del consumo de sustancias utilizan autoinformes y no emplean herramientas que reduzcan el sesgo de validación originado por las expectativas de consumo de la persona. En otras palabras, no consideran la adulteración del mercado no regulado. Aunque la mefedrona es una de las sustancias más referidas, desde su fiscalización en 2011, el mercado de esta sustancia se ha caracterizado por su adulteración por sustitución (Figura 1).

Figura 1. índice de adulteración de la mefedrona (2022-2023)

Nota. El gráfico muestra la evolución del índice de adulteración de la sustancia 4-MMC (mefedrona) entre los años 2022 y 2023. Los datos muestran como en 2022 el 67% de las muestras recibidas no contenían mefedrona y en 2023 el 78%. Extraído de la base de datos de Energy Control.

¿Cuáles son los principales riesgos para la salud física y mental asociados con el chemsex?

Por un lado, cuando hablamos del uso recreativo de drogas, las personas que utilizan un mayor número de medidas de seguridad (estrategias de RRD – reducción de daños) tienen más probabilidades de mantener un uso controlado. No obstante, la condición legal de las sustancias dificulta poder ejercer este derecho e incrementa la probabilidad de aparición de riesgos. Por otro lado, la motivación de la persona para utilizar una sustancia, también es un factor determinante. Las personas que utilizan las sustancias para mejorar una experiencia de la cual ya disfrutan tienen un menor riesgo de desarrollar una problemática, en cambio, cuando estas se instrumentalizan como herramientas para manejar, evitar o sobrellevar un malestar emocional (‘automedicación’) pueden acarrear problemas graves. Esto es especialmente importante tener en cuenta en el chemsex, ya que la interiorización del estigma, la reproducción de la masculinidad hegemónica y cómo ello afecta a la vivencia de la sexualidad de las personas LGBTI, son causas comunes en aquellas personas que desarrollan un TUS (trastorno por uso de sustancias).
Si hablamos sobre el chemsex en general, en un estudio realizado con 3.017 hombres gais y bisexuales en Australia, en el cual se excluyeron el tabaco y el uso inyectado, no se encontraron asociaciones significativas entre la mala salud mental y el uso de sustancias. Sin embargo, se observó una mayor puntuación de ansiedad y depresión en personas que percibían su consumo como problemático.
Respecto a la salud sexual, el chemsex desató una alarma social por su atribución al aumento de casos de VIH en España. No obstante, es necesario recalcar que es un tipo de uso de sustancias, no una práctica sexual per se. En un estudio de la Sanidad Pública de Reino Unido se informó sobre las tendencias temporales y los factores asociados con la incidencia del VIH entre 2013 y 2019 en una cohorte de HSH (hombres que tienen sexo con hombres). La incidencia en el “uso de chems” (del 20% en 2013 al 30% en 2019) fue inferior a “sexo sin preservativo con más de dos personas” (38.3% – 41.0%), “el sexo en grupo” (46.7% – 24.2%) y el “uso de cualquier sustancia” (57.2% – 45.5%).

¿Cuáles son las principales estrategias de reducción de daños que se utilizan en el contexto del chemsex?

Creo que podemos diferenciar dos tipos de estrategias, las generales y otras más específicas. Además, pueden catalogarse según si se orientan al uso de las sustancias, a la salud sexual o a ambas. Las estrategias inciden en las diferentes dimensiones que determinan la gestión de las sustancias en estos entornos, es decir, pueden dirigirse a:
– Factores individuales: estado físico y emocional.
– Factores del contexto: contexto social, entorno próximo y sobre las particularidades del entorno de consumo.
– Factores de la sustancia: tipología de efectos, riesgos, características, adulteraciones.
– Factores de la sexualidad: vivencia de la sexualidad, práctica sexual realizada, etc.
Desde el equipo de trabajo sobre chemsex del grupo ABD, en colaboración con la UNAD, realizamos un decálogo que recoge las principales estrategias a tener en cuenta.

¿Cómo pueden las leyes y políticas públicas mejorar o dificultar la reducción de daños en chemsex?

El problema de la Reducción de Riesgos y Daños (RRD) en España es que se ha aplicado desde un enfoque teocrático para despolitizarla pragmáticamente. Por tanto, el abordaje de salud ha ignorado que la problemática actual se origina por la aplicación de unas leyes y políticas en materia de drogas contraproducentes. Desde hace un año, se están produciendo cambios importantes en la política de drogas internacional, como el quiebre del consenso de Viena entre los países para mantener una Guerra contra las Drogas o el llamamiento de personas expertas de las Naciones Unidas clamando poner fin a ésta. En el último informe de la Relatora Especial de las Naciones Unidas, ofrece un total de 23 medidas dirigidas a los Estados miembros con el objetivo de reformar las políticas de drogas a través de enfoques de salud pública, reducción de riesgos y respeto a los derechos humanos, con especial atención a los grupos más afectados, como la comunidad LGBTI+.

¿Qué tendencias o desarrollos futuros prevés en la forma en que se aborda el chemsex?

Este año, el chemsex ha llegado a la agenda política de algunos partidos, que han realizado propuestas enfocadas a la RRD, sensibilizadas con el efecto de la estigmatización, y que fomentan un mayor esfuerzo en la investigación, formación de profesionales sobre competencias culturales y la implementación de servicios de análisis. Creo que estos esfuerzos podrán mejorar la principal problemática del chemsex: la escasez de recursos adecuados a los que una persona con problemáticas relacionadas pueda acceder. No obstante, aunque este perfil sea prioritario, es importante recalcar que la mayoría de personas que practican chemsex no solicitarán ayuda profesional porque no desarrollan una problemática con él, aunque estén expuestas a sus riesgos. Es aquí donde los servicios de análisis cobran gran relevancia, ya que son una herramienta clave para acceder a esta población. Por este motivo, desde Chemsafe se ha lanzado «Check your Chems», un proyecto colaborativo entre el laboratorio de Energy Control, Apoyo Positivo y la ONG Stop, que ofrece un Servicio de Información, Análisis de Sustancias y Asesoramiento sobre Sexualidades (SIASAS).

¿Cuánto tiempo lleva desarrollándose Check your Chems y cómo ha beneficiado a las personas usuarias?

Como todo Servicio de Análisis, se inició con pocos recursos. Su puesta en marcha fue en 2021, enfocándose específicamente en el análisis de las denominadas «chems». Desde el servicio, se asesoró individualmente a cada persona y durante la recogida, se recopiló información sobre la vía de administración de la sustancia, la cantidad, mezclas con otras sustancias, los efectos percibidos, su origen, el contexto de adquisición, el tipo de relación con la persona distribuidora, la fecha de adquisición y el precio. Junto a los resultados, se adjuntaron recomendaciones específicas basadas en los datos recopilados durante la recogida, además de las recomendaciones sobre la sustancia y recomendaciones generales.


¿Qué novedades presenta el servicio Check your Chems?

Este año, el servicio se dirige a personas usuarias de la comunidad LGBTI+ y a cualquier persona que realice un uso sexualizado de sustancias. Se extiende a las comunidades autónomas de Andalucía, Baleares y Madrid, y será accesible a través de 7 puntos de recogida, que incluyen a Apoyo Positivo en Madrid y la ONG Stop en Barcelona y Sevilla. En cuanto a las sustancias, se cuenta con la técnica FT-IR, una herramienta analítica que permite identificar la mayoría de compuestos activos y semicuantificar MDMA, speed/anfetamina, cocaína, metanfetamina y ketamina. Además, en la primera cita, se realiza una entrevista que facilita una reflexión sobre los múltiples factores que determinan el consumo. Esta atención se ofrece desde una perspectiva multidimensional, que incorpora el abordaje de las sexualidades y el enfoque interseccional, permitiendo que la persona obtenga una visión más holística sobre los factores que pueden influir, tanto positiva como negativamente, en la gestión de su consumo y en la vivencia de su sexualidad.

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